Pasaba por aquí...
...y no sé si quedarme.
De tanta espera... se ha detenido el tiempo en el mismo instante en que el mundo parece girar a mayor velocidad. Y no tengo ya prisa por nada. Contemplo los sucesos desde fuera, como si nada fuese conmigo. Es divertido; no tengo prisa ya por nada. Desde fuera, ajena a todo, no sé si sonrío o es una mueca absurda. El mundo gira y me he detenido yo sola en el centro exacto del universo.
En medio del camino ha nacido un tulipán negro. ...en el cristal matutino
sigamos el espejismo...
Charles Baudelaire
CERRADO por vacaciones???
No, cerrado por exceso de trabajo.
A todo no se puede estar...
El
fotolog y esta página permanecerán cerrados unos días.
Feliz fin de verano a todos!!
Del amor y otros demonios
Todos tenemos alguna película que lo define, ese punto, hasta dónde seríamos capaces de llegar en ese preciso instante en el que nos atrapa el vértigo.
"Voy a quedarme aquí todo el tiempo que haga falta.
Estoy esperando la casualidad de mi vida, la más grande.
Y eso que las he tenido de muchas clases.
Podría contar mi vida uniendo casualidades."
-Así es la vida, implacable, alegre y triste. Todo caduca con el tiempo. El amor también… La gasolina del coche por ejemplo, si olvidas que se va a acabar te dejará tirado en medio del camino... Es necesario que la vida tenga sus ciclos. Todo nace y todo muere.
-Todo, no.
-¿Tú conoces algo que dure siempre?
Yo te voy a querer siempre.
Y si se acaba gasolina, me muero.
(Los amantes del Círculo Polar)
Un cuento para saber observar...
...en el País de Nunca Jamás
Hoy se desvanece como el humo... y es tan siniestro el paisaje. En el aire triste de sus gentes se han perdido las miradas de esperanza. El pasado son recuerdos y el futuro sólo sueños. ¿Qué hacemos aquí parados? Puede que aún quede algo... Una triste belleza nostálgica en algún rincón, esperando... Un resquicio del orgullo siempre herido, el suspiro lejano del cantar de Fernando Esquío... El sentimiento fraternal de aquellos que llevan en el silencio un idioma compartido.
El jardín de la Señora Murakami
Zen o no zen... He ahí la cuestión. *
No tengo nada en contra de las filosofías orientales. Al contrario, desde que recuerdo, me he sentido atraída por ellas irremediablemente. Pero en los últimos tiempos creo que la cosa está siendo un pelín exagerada:
Ahora bebemos leche de soja y té sentados en el suelo; intentamos (siempre fallidamente) aprender a comer con palillos; nos apuntamos a clases de tai chi (y es obvio que cualquier occidental resulta ridículo practicándolo); colocamos la cama usando una brújula para orientarla hacia el punto cardinal correcto (alguien debería explicar de una vez por todas que el feng shui no sólo consiste en eso); y ya no hacemos limpieza en casa, sino que renovamos el chi...
Todo por una vida mejor y más sana... De todas las personas que conozco, la que goza de mejor salud es, sin duda, mi abuelo. Él fumó la mayor parte de su vida, es adicto a la cerveza y al vino, su dieta se basa en grasas saturadas y la última vez que practicó algún deporte o meditación... Bueno, en otra vida tal vez, pero él tampoco cree en esas cosas.
*Lo más irónico es que escribí esto tras haberme leido Siddhartha, compartido un té con ginseng (en vaso de plástico, eso sí) en plena calle y haberme sentado en la postura de la flor de loto mientras seguía practicando mis mantras :P
Nada como el hogar
En esa mirada cómplice escondes el secreto... Me gusta que nadie sepa por qué nos miramos así, como si entendiéramos al fin el misterio de la existencia. Me gusta cuando sonríes porque sabes lo que pienso, y porque en el compás de dos latidos no siempre son necesarias las palabras. Me gusta cuando te giras y ya empiezo a echarte de menos. Me gusta cuando estás cerca. Me gusta cuando siento que al fin estoy en casa.
Irremediablemente
No fui en la infancia como los otros
ni nunca vi lo que otros vieron.
Mis pasiones yo no podía
hacer brotar de fuentes iguales a las de ellos;
y era otro el origen de mi tristeza,
y era otro el canto que despertaba
mi corazón para la alegría.
Todo lo que amé lo amé solo.
Así en mi infancia, en el alba
de mi tormentosa vida, irguióse,
desde el fondo de todo bien o todo mal,
desde cada abismo, encadenándome,
el misterio que envuelve mi destino...
Edgar Allan Poe
Polvo de estrellas
Regresé a casa de madrugada sabiendo que ya no podría dormir... El silencio era aterrador y la hora perfecta. Una manta, un jardín, un tazón calentito de cacao y una lluvia de estrellas sólo para mí. La sensación de estar flotando boca abajo en medio de un universo infinito; de ser sólo una partícula de polvo de estrellas; de formar parte de todo... La paz y un solo deseo: que en ese momento muchos otros seres en el planeta estuvieran experimentando algo parecido. A veces tengo la sensación de que se nos olvida mirar hacia arriba para recordar nuestra verdadera dimensión; para entender que en la medida del universo se encuentra nuestro más fiel reflejo. Somos polvo de estrellas...
... y en polvo te convertirás.
Lo mío es...
...hablar cuando debo estar callada; callar cuando debo decir algo... ser sincera en los momentos menos oportunos; mentir cuando no existen barreras que me obliguen a hacerlo... llamarte si no quiero que vengas; decirte que te vayas si necesito que me abraces... salir corriendo sin previo aviso porque de repente tengo miedo...
...una sonrisa a destiempo.
En la cuerda floja
Me tambaleo, y cuando no respondo a esas preguntas es porque no sé cómo hacerlo. No puedo estar a la altura; ya no... Ahora comprendo al fin que no existe aquel camino. La arena sólo sirve para seguir cayendo dentro del cristal, la duna es la sombra intangible del tiempo... Un reloj, un llanto, un muerto. Quisiera decirte a veces lo mucho que te añoro. Sigo aquí, lo sé, pero cuando me vaya, no volveré la vista atrás...
No reproches mi silencio, no tengo mucho que decir. Y lo que podría decir... tal vez sea mejor que lo calle, al menos por esta vez. Hay palabras que desgarran por dentro, sin pretenderlo, te roban el aire... Es tan breve nuestro tiempo que ya ha pasado.
No digas que fue un sueño
"Quien quiera nacer tiene que romper un mundo". Herman Hesse
Por extraño que parezca, Sahib era un Amorita que vivía en un desierto plagado de oasis. La primera vez que se cruzó en mi camino no fue por casualidad, sino porque yo se lo pedí. Y con su sonrisa eterna, con aquel rictus serio e inmóvil, me regaló una caja de Pandora. La opción fue mía, y al abrirla deshice el dolor... Descubrí la nada y me aferré a ella para dejar de sentir.
Por extraño que parezca, Sahib es un Amorita que vive en un desierto plagado de oasis. La segunda vez que se cruzó en mi camino fue por casualidad, como todas las cosas buenas. Y con su mirar activo, con sus ojos nunca presentes, me regaló un viento de ilusiones porque yo se lo pedí. Ahora estoy triste, infinitamente triste y no me importa. He recuperado el dolor y, no obstante, siento una amarga alegría ahí adentro, porque ahora sé, comprendo al fin, que sigo viva. Puede que más viva que nunca.
Y cuando un hombre está muy triste, no porque tenga dolor de muelas o haya perdido dinero, sino porque alguna vez por un momento se da cuenta de cómo es todo, cómo es la vida entera y está justamente triste, entonces se parece un poco a un animal; entonces tiene un aspecto de tristeza, pero es más justo y más hermoso que nunca.
"El Lobo Estepario", Hermann Hesse
Looking for Avalon
Quiero llegar a viejo y jugar al dominó en un bar de O Grove, y tener un pazo grande con un mirador de peuvecé acristalado desde donde se vea el mar, con un telescopio potente para ver entrar y salir los barcos, y una goleta propia de sesenta pies fondeada en la ría. (...) Santiago tampoco fumaba ni tabaco ni hachís ni nada, y apenas tomaba una copa de vez en cuando. Al levantarse corría media hora por la playa, con el agua por los tobillos, y luego fortalecía los músculos haciendo flexiones que –Teresa las había contado, incrédula– llegaban a cincuenta cada vez. (...) con su tatuaje del Cristo crucificado en el antebrazo derecho –el Cristo de mi apellido, comentó una vez– y otra pequeña marca en el hombro izquierdo, un círculo con una cruz celta y unas iniciales (...) Casi habría podido amarlo, reflexionaba Teresa a veces, de no haber pasado todo en el lugar equivocado, en la porción de vida equivocada. Las cosas siempre ocurrían demasiado pronto o demasiado tarde. Sin embargo estaba a gusto con él, como para volarse la barda de puro bien (...) Le gustaba mucho verlo construir barcos porque era de veras paciente y minucioso, requetehábil para reproducir pesqueros como los de verdad, pintados en rojo, azul y blanco, y veleros con cada vela y cada cabito en su sitio. (...) Y cuando Teresa le preguntó por qué se arriesgaba entonces en una planeadora, él se limitó a encogerse de hombros, fatalista, con aquella sonrisa suya que parecía salirle después de muchas vueltas y revueltas por los adentros. La mitad de los gallegos no sabemos nadar, dijo al fin. Nos ahogamos resignados, y punto. Y al principio ella no supo si hablaba del todo en broma, o del todo en serio. .
"La Reina del Sur", Arturo Pérez Reverte