29.1.06

El mapa del tesoro


Siempre me han dicho que tengo sus mismos ojos... El mismo color de un mar sin tierra, la misma mirada sin horizonte. Mi bisabuelo me dejó en herencia sus ojos, su pasión por los libros, una foto antigua, vagos recuerdos garabateados en un papel y un galeón fantasma lleno de piratas invencibles. El mayor de los tesoros. Su cofre invisible de sueños, de todos los colores, de fronteras infinitas para romper, de universos por construir. Un mapa dibujado en el aire, un nombre para pronunciar tres veces y un paraíso que sólo existe en el interior... Mi bisabuelo me dejó en herencia su mapa del tesoro.

26.1.06

Tu propia aventura

La vida es elegir, me lo ha dicho un pajarito.

Si decides arriesgarte,
ve a la página 37;
si prefieres jugar sobre seguro,
ve a la página 12.

... lo que ocurre es que en la vida no se puede volver a la página anterior si el resultado no es el esperado, no se puede ir hacia atrás... Tal vez eso sea lo más emocionante. ¿No te entra la curiosidad al pensar en el futuro? Y una vez hecha la apuesta, pasa página y no mires atrás.

22.1.06

Se busca

Se busca árbol para construir casita de verano, con raíces hondas que se agarren al suelo frente al viento, con frondosas hojas para protegerme de la lluvia y el frío, con vistas a un campo con columpios para las tardes de ocio, con ramas fuertes para sujetarme mientras aprendo a volar, con madera tan antigua y sabia que sepa luchar contra la tormenta...


21.1.06

La ciudad invisible


ESTA CIUDAD ES DE MENTIRA (Mario Benedetti)

No puede ser.
Esta ciudad es de mentira.
No puede ser que las palmeras se doblen
a acariciar la crin de los caballos
y los ojos de las putas sean tiernos
como los de una Venus de Lucas Cranach
no puede ser que el viento levante las polleras
y que todas las piernas sean lindas
y que los consejales vayan en bicicleta
del otoño al verano y viceversa.
No puede ser.
Esta ciudad es de mentira.
No puede ser que nadie sienta rubor de mi pereza
y los suspiros me entusiasmen tanto como los hurras
y pueda escupir con inocencia y alegría
no ya en el retrato sino en un señor
no puede ser que cada azotea con antenas
encuentre al fin su rayo justiciero y puntual
y los suicidas miren el abismo y se arrojen
como desde un recuerdo a una piscina.

No puede ser.
Esta ciudad es de mentira.
No puede ser que las brujas sonrían a quemarropa
y que mi insomnio cruja como un hueso
y el subjefe y el jefe de policía lloren
como un sauce y un cocodrilo respectivamente
no puede ser que yo esté corrigiendo las pruebas
de mi propio elogiosísimo obituario
y la ambulancia avance sin hacerse notar
y las campanas suenen sólo como campanas.

No puede ser.
Esta ciudad es de mentira.
O es de verdad
y entonces
está bien
que me encierren.

20.1.06

¿Quién dijo manía?

Recogiendo el testigo de David, me toca hablar de mis manías. Cinco...

1. No alterar el orden normal de los acontecimientos. Por ejemplo: no soporto ducharme antes de haberme tomado con calma un café. Si altero el orden, toooodo el día irá fatal.

2. Leer los prospectos de los medicamentos, enteros, hasta la última letra.

3. Mezclar las magdalenas con zumo de naranja mientras leo los folletos del supermercado o las revistas de venta por catálogo, en las que nunca compraré nada (no sé si no comprar por catálogo se puede considerar también una manía) .

4. Archivar o colocar las cosas por orden temático... Bueno, lo de orden temático es un decir. Por poner un ejemplo: aquellas notas sobre la historia de la torre de Hércules, en la "b", de Breogán; los apuntes de sistemas técnicos en la "g" de gato porque gracias a ellos aprendí por qué de noche todos los gatos son pardos (eso mejor lo explico otro día).

5.Lavarme las manos varias veces al día o echarme crema, a lo bruto. No soporto la sensación de tenerlas secas.

Y menos mal que sólo son cinco, porque a partir de aquí empiezan las inconfesables.

Y el testigo se lo paso a... no creo en estas cadenas, así que no la continuaré. Quien quiera hacerlo, ya sabe.

18.1.06

Un bocado dulce... de (ir)realidad


No sé cuántas veces he escrito ya este post. No sé cuántas veces ha ocurrido el día de hoy. ¿Has tenido alguna vez esa sensación de constante dèja vú? Como el día de la marmota repitiéndose sin cesar; una y otra vez. Pero no lo sabes, no eres consciente de ello. Estás atrapado. En algún momento del día llegas a intuirlo, pero no puedes estar seguro y no sabes cómo pararlo. ¿Quieres pararlo? Piensas que sí, tal vez no... Tal vez... ¿Que harías si supieses de pronto que cuando te despiertes mañana volverá a ser hoy?¿Qué querrías hacer si nada tuviese consecuencias? Piénsalo bien. ¿Te atreverías?

Contracorriente

ahora mismo